LA VIDA EN SUEÑO

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BLOG DEDICADO A LOS QUE VEN LA VIDA COMO UN SUEÑO

domingo, 29 de marzo de 2015

Borges - el hombre culto -




 



El hombre culto

Borges rebozaba memoria, impostaba literatura y perfección en sus frases a las que dedicaba ese tiempo donde uno las da vuelta para cambiar su significado. Sus citas eran infalibles y sus temas amplios por la exhaustividad al tratarlos. Sus palabras perdían grandilocuencia, ganaban en significado, limitaba sus frases haciendo que, aunque parezca contradictorio, estas abarquen más.

La metáfora fue su gran herramienta para ganar extensión.
Borges capturó la vida a través de los símbolos, el espejo, el tigre, la piedra, la moneda, el laberinto, mostraban su poder metafórico de explicar la realidad.

“Toda las rosas están en la palabra rosa, todos los mares en la palabra mar”.
El sueño, del que hizo su gran matriz, como cuando afirma del hombre que sueña otros hombres:
“Un solo hombre ha nacido, un solo hombre ha muerto en la tierra. Afirmar lo contrario es mera estadística, pura añadidura”.

Lo fantástico le viene dado por un accidente casero, una caída que lo lleva al insomnio y escribe sobre seres imaginarios y sobre aquella ave chestertiana que construye su nido al revés y vuela para atrás, porque no le importa a dónde va, sino dónde ha estado.

La memoria
En un connato sobre sí mismo crea Funes el memorioso, mostrando que la memoria es recuerdo pero también deviene del tiempo. En Funes, ese prodigio de la memoria, extiende la red metafórica del insomnio, tan suyo, tan personal como esa misma memoria que le impregna a su personaje.
Borges, hombre tan prodigioso como su Funes. Me parece escucharlo recitando poemas, a veces hasta en alemán, con fechas, autores, confirmaciones literarias. Borges, el hombre culto, el memorioso.

domingo, 8 de marzo de 2015

Daniel Boggio



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Han pasado los años, compartiste tu bohemia y tu escritura, te repartiste en miles y yo soy uno de ellos. Te recuerdo hoy, en tus manifestaciones literarias, cuando explicabas la filosofía incrustada en las letras, aquel iceberg heminwayniano, aquella historia A, descubriendo que la verdadera historia era la B.  Compartimos tertulias, cuentos, algún sueño futbolero de la Academia de otros tiempos y la militancia peronista.

Recuerdo la primera vez. La cita era a las 20horas, nunca llegabas a tiempo, luego lo supe, entraste a aquella vieja aula de la Biblitoteca de las Naciones Unidas. Coleta, zuecos, una mirada hacia todos los que eramos sorprendidos con tu presencia. Te sentaste cual Buda sobre el escritorio frente a la clase, encendiste un cigarrillo y vomitaste literatura. El atractivo del momento fue sublime, desgranaste a Borges, a Cortázar, a Spinoza. Cada clase era un Olimpo de dioses literarios, filosóficos, una verdadera comprensión de lo que la literatura encierra.

El chico del suburbio marplatense nos dejó hace ya 4 años, tus libros: Tierra dividida, La vaca dedicada a la fellatio. Es verdad que escribiste bastante poco, también es verdad que en sus clases se fumaba y se bebía whisky, pero debo decir que cuando dejé aquellos talleres porque ya no estaba en Mar Del Plata, busqué otros en forma de compensación de aquellas enormes horas literarias que comenzaban con el anochecer y terminaban nunca se sabía donde y como. Ningún taller literario fue eso para mí, todo lo demás después de Daniel fueron conceptos sin tino, sin esa despiadada disección que hacía sobre la literatura.

Una vez me dijo, respecto a mi imposibilidad de escribir por falta de tiempo, por mi trabajo. "No se puede obviar el hecho de escribir, el que quiere escribir: escribe, Alfred Hichtckok solía decir: "Los pretextos no se filman".

Daniel suscribía un personaje de cuento literario, su misma vida lo era, era un cuento en sí misma. Me sentí muy tocado al saber que ya no estaba, que dejó a muchos sin esa enfermedad literaria que siempre contagiaba. No dejo ni dejaré de escribir nunca, no importa que no se me lea, pero así como decíamos que escribir es definir un estilo, también digo que soy parte de lo que he leído y parte de mi forja te la debo a ti, yo también soy Boggio.