LA VIDA EN SUEÑO

LA VIDA EN SUEÑO
BLOG DEDICADO A LOS QUE VEN LA VIDA COMO UN SUEÑO

sábado, 8 de marzo de 2008

XIBAROS

En sus comienzos la investigación arqueológica ha estado vinculada a la edad de piedra, sin embargo en las últimas décadas se ha aplicado a etapas mas recientes. En 1940 el arqueólogo estadounidense Walter Taylor propuso que se debería ir más allá de la mera clasificación y análisis de los objetos encontrados, con el motivo de internarse en el aspecto humano. Esto abrió camino en los más jóvenes que iniciaron un movimiento que lideró Lewis R. Binford comenzando así una nueva era en la arqueología.
En los años 90 se adaptaron las estrategias de investigación a los deseos de los pueblos indígenas que exigieron el respeto de los valores culturales propios de sus tribus. La adecuación de las estrategias científicas de investigación a la sensibilidad de las culturas tradicionales señala una nueva dirección en la actividad arqueológica y supone un desarrollo que apenas se contemplaba hace unas décadas, cuando se consideraba que la rígida objetividad científica dominaría en breve plazo la arqueología.
Convertida además de en una ciencia en una técnica, la arqueología siempre ha demandado pruebas fehacientes, objetivas respecto a hallazgos tangibles, así sucedió en Egipto y en otros lugares de suma importancia arqueológicamente. Sin embargo, en años más recientes se ha podido comprobar que ciertos indicios afectados por estudios sociológicos eran más que suficientes como para certificar la existencia de otras culturas en lugares en otros tiempos poco menos que impensados.

Es el caso de la isla de Menorca respecto de una civilización procedente de América, más precisamente de la semiexplorada zona amazónica. Allí una de las tribus indígenas conocida como Los Xíbaros (Jíbaros) se dedicaban al rellenado y reducción de cabezas utilizando un método de achicamiento del cráneo por medio de sistemas de altas temperaturas.

El arqueólogo alemán Helmut Frolmen, con vasta experiencia en descubrimientos arqueológicos en distintas partes del mundo, aunque especializado en el conocimiento de tribus arcaicas de América, ha establecido un novedoso método (frolmen-bass) para poder analizar las distintas inserciones de culturas en otras ya asentadas.

Podemos conjeturar que en el caso que nos ocupa, Frolmen ha podido comprobar la existencia de la cultura Xibara en distintos lugares de la isla de Menorca. Para ello, el científico alemán, ayudado por su esposa y secretaria Flora Steimberg, también investigadora arqueológica, se ha desplazado hasta la mencionada isla poniendo en práctica la metodología investigativa por el creada y que ahora recorre el mundo de las investigaciones de este tipo.

La técnica, con un sistema depurado a través de los años que Helmut logró poner en práctica, se basa en muestreos indicativos que tienen como fin lograr captar la incidencia de otras culturas en las propias del lugar.

Nos ha explicado Frolem que en primera instancia se comienza con la realización de un muestreo en la totalidad de los pueblos del lugar, en este caso de los siete pueblos existentes en la isla. Se determina mediante un estudio complejo, cuales pueden ser las zonas de mayor inserción si las hubo y en dichas zonas se realiza un segundo y más intensivo muestreo con preguntas que determinan la veracidad de haber conjugado distintas culturas en épocas tan distantes de nuestro presente.


TECNICA DE FLORMEN- BASS
La elección de los candidatos ha de hacerse por un órden preestablecido que supone tres expansiones.

Primera expansión:
1) ZONAL
Características de la vida cotidiana en la zona designada
(actividad, horarios comerciales, tipo de comidas, fiestas, clima)

Segunda expansión:
2) COMPONENTES
Promedio de edades, pesos, alturas, tipo de vestimenta, preferencias
Muestreo de personas
Nombre
Apellido (se establecen los apellidos de más arraigo)
Edad
Rama familiar (estudio que permita por lo menos 4 generaciones hacia atrás)
Actividad
Zona preferencial de residencia de la familia desde hace por lo menos 50 años

Tercera expansión:
3) EVALUACION DE ACTITUDES
Cantidades: Los muestreos deben ser en cantidad de 52 por promedio de edad, esto es 52 muestreos cada sección.
10 a 15 años 52 muestreos
16 a 24
25 a 35
36 a 44
45 a 65
Más de 66
Completando el muestreo en una cantidad de 312 en total


Los divisores, sumas y demás aplicaciones a lo que están sujetos los distintos muestreos, nos ha explicado la Sra. Steinbeg, pertenecen a tecnicismos con los que el Sr.Frolmen no nos ha querido abrumar, pero lo cierto es que las conclusiones han sido dilapidantes respecto la veracidad de la inserción de los xíbaros en la isla.

Para completar el muestreo, y lograr así la concreción de guarismos en unos pocos casos probatorios, se realizan mediciones sobre actitudes y aptitudes respecto a condiciones establecidas, con el fin de los estudios sociológicos instaurados.

Tomando como base un promedio de edades resultantes de someter la totalidad de ellas a un divisor excluyente y teniendo en cuenta la antigüedad del apellido según generaciones instaladas en la isla, se llegó al punto cúlmine del estudio que era la evaluación mencionada en los distintos casos por aptitud y comportamiento.
El estudio, así determinado, llevó a los arqueólogos a que se instara a la concreción de tres casos, dos en la Ciudad de Mahon y uno en Ciudadela.

No se darán nombres y segundos apellidos por razones obvias de conservación de datos. Si se podrá aportar, como lo es en forma habitual en este tipo de estudio, los apellidos de las personas intervinientes en el test final de actitudes. Estos apellidos conservan arraigo y generalización, por lo que lleva a la imposibilidad de individualización de persona alguna.

En Mahon el examen recayó en los apellidos Cardona y Gomila
En Ciudadela en el de Pons

Las preguntas de comprobación fueron las siguientes:

Se le pregunto al Sr. Pons lo siguiente:

- Cuantas palabras hay en: cinco palabras?
A lo que respondió
- 13 letras

Al Sr.Gomila (este caso se aplicó un sistema de metáforas)

- Cuales son los límites de la esperanza
A lo que respondió
- Al oeste Ciudadela, al sur San Luis, al norte Fornells y al este Mahón

El tercer caso se basó más en un método accional de comportamiento y para ello se buscó a un individuo que tuviera una relación un poco más cercana con el consultado, alguien que sin ser amigo, tuviera una relación de conocimiento a través de al menos 5 años.

Siguiendo con las reglas de protección de datos de la persona en cuestión lo llamaremos Franciso. Se le indicó al Sr. Francisco las pautas a seguir y de este modo la prueba tuvo el siguiente tenor:

Una tarde de intenso frío, Francisco se dirigió a la casa de Cardona, golpeó la puerta, luego de la espera de largos minutos y tras una segunda incursión, el señor Cardona, vestido con un albornoz de un gastado tono azul eléctrico, zapatillas color marrón y bufanda multicolor, casi sin mirarle a los ojos le dijo (en catalán) buenas tardes. Pasaron unos minutos en los que el Sr. Cardona no hablaba, solo miraba, luego manifestó al Sr Francisco que con el frío debería tomar algo caliente, volvió a hacerse un alargado silencio, para luego indicarle si le apetecería un café con leche. Francisco se manifestó afirmativamente, Cardona le indicó con su dedo meñique de la mano izquierda el bar de la esquina como uno de los mejores del lugar para la consumición de café y todo tipo de infusiones. Francisco intrigado giró la cabeza para mirar con más detenimiento aquel bar, pasaron unos segundos, al volver su mirada hacia el punto donde estaba Cardona, este ya no estaba, Francisco luego de haber realizado una comprobación en un giro visual de 360 grados, cruzó la calle, entró en el bar y sentándose en una mesa, solicitó un café con leche y de un modo pensativo quedó observando por la ventana la casa de la calle Cos de Grácia.

La contundencia en los resultados de los estudios realizados validaron las conclusiones del Sr. Frolmen que fueron incontrastables:

MEMORANDUM

“ Estudiada que ha sido la isla de Menorca con respecto a incidencia de arcaicas civilizaciones de tribus indígenas americanas, damos por sentado que:
Primero: Ha existido una cultura de inserción llamada Xibaros dedicada a la reducción de cabezas humanas.
Segundo: Que su asentamiento originalmente se ha podido comprobar en las ciudades de Mahón y Ciudadela extendiéndose a las de Villa Carlos (hoy Es Castell) y San Luis.
Tercero: Si bien no hemos podido comprobar, ni las fechas ni tenemos pruebas respecto de residuos arqueológicos, podemos afirmar por el método Frolmen Bass, que estas han existido sobre finales del siglo XVI.
Cuarto: Que dicha inserción ha influido en forma determinante en el carácter y vida de los naturales del lugar.
Quinto: Se ratifica el presente memorando, en copias por cuatriplicado debidamente firmadas por mi: Helmut Frolmen, Arqueólogo, matrícula 2346 del colegio de arqueólogos de Alemania y por mi secretaria Dña. Flora Steimberg, matrícula 2824 del mismo colegio de Alemania. Copia original para ser entregada al Colegio de arqueólogos de Madrid, segunda copia para el Consell Insular de la Isla de Menorca, tercera y cuarta copias constan en archivo protocolar de ambos arqueólogos abajo firmantes.
En Menorca a los 22 días del mes de febrero del año 2007



El presente artículo es copia fiel según datos aportados in fine
Fuente: periódico matinal “ Imagen Cosmopolita “
Fecha 10 de Enero de 2001
Redactor Alberto Fernandez Iturbe (arqueólogo)

viernes, 7 de marzo de 2008

Seres Inanimados



Los lemures son almas de los muertos malvados erraban por el mundo infundiendo el horror, se ahuyentaban por el humo proveniente de la quema de hadas en las tumbas, o bien por tambores o palabras mágicas.

Recuerdo que mi tío fue un lemur, tenía la constancia de infundir el horror, las personas se alejaban ni bien aparecía. Pero su conversión no fue en vida claro, se fue haciendo en forma paulatina. En un principio fue casi bueno, aunque nunca llego a concluir el protocolo, recordemos que para ser bueno hay que haber nacido en Asturias o bien cursar las equivalencias o mudarse al principado. Luego de un tiempo que el certificado del ayuntamiento ratifique, creo que al menos tres años que uno vive allí, se puede obtener el carne, mientras tanto, se está mas cerca a lo contrario.

Al morir y convertirse en un muerto malvado, -Esteban – así se llamaba- aun se llama porque aparece tras alguna invocación, se convirtió en un alma de muerto malvado, todo un lemur. Errante por el mundo, infundía el horror, ese era su trabajo hasta que sin saberlo, le llegó el humo.

Nacido en Maldadvia, en un principio colaboraba con la obra social de la cruz verde, allí, en su mejor momento bondadoso, se dedicaba a cuidar personas sanas, quizá en la espera de una desmejoría con motivo de estar al acecho para luego de la conversión poder horrorizarlas, una especie de marketing para el más allá.

Realizó otros trabajos, pero estos ya no eran tan complacientes. En un tiempo se dedicó a la costura de calcetines en forma mayorista, pero con la importación llegada de Calcetinescopla a bajo coste, fue imposible seguir con semejante artesanía. Dio un giro a su vida y se dedicó al estudio y proliferación de almas inestables.

El día de su muerte, 14 de febrero de 1998, Esteban se convirtió en un lemur, y fue acechando con malvadas intenciones a todo aquel que manifestaba buenas intenciones, se salvaron de esta inequidad: los políticos, militares, servidores del orden, jueces, abogados y otros de menor cuantía. Al parecer costó encontrar víctimas.

Pero un día se posó sobre su tumba un hada, esta fue quemada y mi tío dejó de ser un lemur. Ahora, siendo un alma vital, tampoco es nada, pero ya no pertenece a aquellos seres inanimados a los que pertenecen los lemures.

Novela Enmarcada




jueves, 6 de marzo de 2008

Mitológicas


Narciso, un ser mitológico símbolo de la belleza, después de haber rechazado a Eco, convertida en una voz condenada a repetirse. Se enamoró de su propia imagen reflejada en las cristalinas aguas de una fuente. En su contemplación absorta sobre sí mismo supo que jamás podría poseerse, esto lo condujo a la muerte.
En el mismo lugar donde su cuerpo había caído sin vida, creció una flor; una flor que destila un bálsamo curativo: el amor siempre nos deja algo. Y aunque es bueno quererse, es mejor trasponer los límites de nuestra vanidad, desplazándolos hacia un sentimiento compartido.

martes, 4 de marzo de 2008

Futuros Recuerdos



Hay cartas que raramente se envían. Supongo que esta tendrá el mismo destino de tantas otras: el cajón de mi escritorio.
Montroy, Febrero 22 de 2007

Querida Laura:

Hemos compartido el mundo de una generación conflictiva que proyectó sobre nuestras vidas una forma de sentir. Con esto significo que podemos hablar de las mismas cosas, que son nuestras, que son inherentes a nuestro devenir. La música por ejemplo: el bolero es tan nuestro como el “Ayer” de Lennon.

Me has dejado un sendero con señales, que yo, metido en esa cotidaniedad convertida en rutina que no debí dejar que nos abarcara no supe percibir, esas señas que ibas dejando como alertas, como si me mostraras lugares vacíos que en algún momento serían ocupados, que provocarían un desplazo. Este último tiempo has tenido varias ocasiones de decírmelo pero se que para ti es difícil decirlo, casi tanto como para mi el haberlo escuchado.

Se que no hay nada mejor que el tiempo para pasar; y pasa. El tiempo pasa. Imagina, hace un año ya. Un año que se diluyó en una tensa calma, en un tórrido transcurso de días de irrelevante sonoridad, claxon de la vida que de tanto oírlos acostumbra nuestro sentido auditivo: se nos hacen comunes, asimilables. Sin embargo aquellos que quisiéramos escuchar, se nos alejan, se añoran Laura. Cada vez más me concientizo que vivir es construir futuros recuerdos.

En una atroz concordancia, cuando el pasado año se hablaba del principio del fin (el fin de los atentados armados) yo nunca pensé en el fin. Pensé que nuestro fin era el principio. Pero lo otro era destructivo y ya sabes que no me gusta nada eso, que no justifico ninguna guerra, no me gustan siquiera los altisonantes, no entiendo lo que destruye. Pero lo nuestro era una construcción, algo idílico que fue tomando cuerpo, que tuvo sus bajos, sus altos, con tonalidades, pero sumergido irremediablemente en la esperanza que es tan abstracta a veces, que no se cristaliza nunca, pero existe y nos da sentido; ilusión.

Te recuerdo. No como quisiera, temporalmente al menos, ya que ese recuerdo hubiera querido que estuviera referido a instantes recientes, pero no hay nada mejor que la realidad tangible para ese baño que da rigor a la pérdida.
A veces llevo tu sonrisa en mi bolsillo. Me resulta embarazoso cuando realizo alguna compra y en plena búsqueda de intercambiar lo que tenemos con lo que nos ofrecen, me topo con aquella boca que elevó mi placer al sentimiento. Hube de comprar algún atún en lonchas para darme cuenta.

Recuerdo nuestro primer encuentro, la primera vez, el primer sonrojo. Uno siempre tiene ese candor: el mismo de la pubertad cuando miramos a alguien por primera vez con un interés mayor, con algo sobrescrito que únicamente dos pueden interpretar. Quizá pienses que me voy en palabras, y si esto quiere ser una explicación sobre lo que nos pasó, sobre mi mismo, quizá no entiendas tanta profusión lenguística. Pero querida Laura, quiero contarte, decirte, lo que ha pasado por mi corazón en este tiempo, pero también me lo digo, me lo repito a mi mismo. Es como si aprovechara para contárselo a dos personas a la vez.
No creas ni por un momento que estar a tu lado fue, pero en nada querer ser como los demás, como aquellos que están juntos pero no saben que los une, que los retiene a permanecer en ese estado. Quería, necesitaba que todo fuera diferente. Me gustaba tu preocupación, tus gestos, tu mirada, tu dulzura…y tu Cocido (porque no decirlo) que disfrutaba sentado a la mesa de tus encantos.

Un año Laura. Un año de lucha entre querer conciliar contigo sin que notaras casi mi indiferencia en algunas circunstancias y mi deseo frustrado de correr desesperadamente lo más cerca de tu cuerpo, de tu vida.
Así viví. Así asistí a la convocatoria de mis primeras y últimas Fiestas Falleras. A aquel mercadillo librero de La Gran Vía donde no supe seleccionar el libro concordante con la asfixia de mi estado de soledad: soledad de ti, soledad impuesta de todo aquello que significara que no estuvieras a mi lado. Todo me era igual.
Estoy tratando de ser lo más sincero posible, lo que me permite la educación que recibió mi conciencia, aquella que condiciona de alguna manera nuestra forma de pensar, de ver la realidad, de imaginar y crear algunas ficciones que nos dan ese lugar al que pertenecemos.
Hoy fue un día de cine. No se porque a veces nos empeñamos en ponerle sal a la herida. El título de la película me animaba aún más a sentir tu falta:
“Mis días sin ti”: Argumento tristemente cómplice de alguien que lo pierde todo, y cuando hablo de todo, sabes bien que no me refiero a algo material. El personaje deja un mensaje final:
“He dejado los armarios vacíos, tan vacíos como mi esperanza de recuperarte. No me esperes, me voy al trópico”

Regresé más abrumado que cansado y hurgando en mi polvorienta biblioteca, justo al lado de aquel diccionario de antónimos y parónimos, encontré un libro de tapas azules: también te trajo a mi. Pero me detuve en el diccionario: busqué la palabra amor, seguidamente decía: odio. No era lo que tenía pensado como antónimo, hubiera concebido mejor la indiferencia.
Será porque la tuya, tu indiferencia, me desequilibraba más que si me hubieras odiado, si me odiaras Laura, me darías la oportunidad de reconquistarte. La indiferencia no da oportunidades.

Me vienen a la memoria, tantas cosas…..aquel día por ejemplo en que compramos dos pulseras, dos baratijas que de alguna manera nos unían.
Nunca te dije, pero luego de unas semanas, volví al lugar, y compré otra igual a la que nos regalamos, porque me parecía iba a perder aquella primera. Compré otra igual para que supieras que nunca me había olvidado: aún conservo las dos.

Si te dijera por ejemplo: 12 de febrero, para ti no significaría nada, pues para mí fue la noche del silencio y del abrazo, esa noche que al acontecer del tiempo no me dejó dormir, sentí lo mismo que en aquellos momentos, pero más exacerbado, quizá se disipaba, pero tuve la sensación de estar volando. Fue quizá la última noche que hicimos el amor.
Querida, es la segunda. Quizá la tercera, no lo se, pero son las veces que estoy tratando de terminar esta carta: de disfrazar mi despedida con algún antifaz de alegría, con alguna sintomatología que renueve aquella idílica esperanza.

Lo siento, no se me ocurre nada más acorde para el caso, que pensar en una cena que se pretende íntima y donde las velas no se han encendido, en un tigre que bosteza su aburrimiento en espera del fracasado regreso de su tigresa o quizá en el propio suscriptor de esta misiva que en unos momentos cerrará la puerta tras de sí, formando un eco de palabras que resonarán largamente en el ambiente, dejando tan vacía la esperanza como armarios imaginarios que nunca fueron compartidos:
No me esperes, me voy al trópico.

Julián

Estar Vivos



Venimos de largas batallas, la victoria nunca se da hasta que llega el final, el final es la victoria del fin.
Podemos vivir una gran vida, una vida larga sin haber aprendido nada, sin apenas conocernos, sin esa sabiduría que es aprenderse uno mismo.

Podemos durar. Tan solo eso, podemos simplemente no estar muertos sin estar tampoco vivos, solo hay que repetirse en el verbo de la inacción, es suficiente con no amar nunca a nada ni a nadie. Es la única receta que nos evita la contrariedad del sufrimiento
Mi vida ha sido lo contrapuesto, sin importar si he perdido más que he ganado, solo se ha tratado de vivir, de accionar una apertura de ojos, labios, manos. De amar como si nunca lo hubiéramos hecho, como aquella primera vez. Cada mañana, cada atardecer, cada noche en la íntima convicción de que ponemos la vida, nuestra vida en cada instante, en cada rayo de luz que entra desde la imperceptible rendija de soledad de la que estamos hechos, esa intuitiva y personal forma de decidir cada camino, cada compañía que lleva a la alteración indubitable de nuestras próximas existencias.

Un día uno decide que puede hacer algo para estar completamente vivo antes de estar definitivamente muerto y rompe con el standard, transforma todo y sublima nuevas vivencias, invierte direcciones, cambia compañías, disuelve antiguos instantes y convierte nuevos en inestimables futuros recuerdos, en nuevas necesidades que plantean nuevas carencias, otras vidas que están contenidas en la única que comprende tantas como nuestras decisiones, tantas como nuestros cambios, irregulares y diletantes, ensimismadas y detonantes, tanto, que nos renuevan, nos dan la perspectiva de ser otros aun siendo los mismos.

lunes, 3 de marzo de 2008

LABOR


Mis Cuentos
Braulio
Texas
El Reinventor
Dosyuno
La boca de esa sonrisa
La primera vez
La azotea
Microcuento
Seres Inanimados
Poema
En Silencio

En La Cocina
Evasión
Plaza Molina
El Bosque de los abedules
Móris (nouvelle)
Dina
Narrativa 2
Libros
Narratuva Uno - el oficio de escribir -

Mar Del Plata, historia

Una de mis vidas, transcurrida en una bella ciudad influida por cambios permanentes. Una ciudad con mar, campo e increíbles vistas.

Mar Del Plata, un lugar con amigos y familia, un tiempo de felicidad y un tiempo de momentos difíciles, es parte de mi, de lo vivido. Es solo presente por aquellos que reconozco en mis afectos, por lo demás es ya tiempo pasado donde solo volveré como visitante. No se debe volver a los lugares donde se fue feliz.

Un rincón de la casa


Desde casa


Naturaleza





El mar es una de las cosas más bellas de la naturaleza, me gustan sus colores. Su falta visual de límites me da sensación sublime de libertad. Libertad que me embarga igual que mis vidas a la hora de escribir.

Ayer



La esperanza tiñe los puentes de comunicación, los lazos que intercalan idas y venidas, que dan esa magnificencia esplendorosa de poder ser receptivo a la vez que emisor, dar y recibir, amar, a veces darse a la fuga en la dicha o presentar batalla en el campo de lo adverso.

Ayer vestido de hoy para convertirlo en presente y sentir que nunca se ha ido, que viene cuando lo decido, cuando mi error se patentiza, cuando amo y me desaman, cuando quiero y no soy querido, cuando me quieren y no lo permito, cuando decido, cuando otros lo hacen por mí.
Allí está señalando el camino, amortiguando mi andar, previendo caídas. Allí, en las cosas simples, en las más sentidas, en las inolvidables que se irán de mi con mi muerte.

Una mañana de sol en casa



Sol: Una mañana soleada, mediterránea, tiene el aspecto de vidas pasadas, de momentos ya utilizados, y aunque nunca son los mismos, aunque unos vitorean en el olvido, otros se acrecientan en este presente con falta de fulgor, sin buenos presagios, sin siquiera sospecha de amor, de virtuosismo.

Agradable brisa mestral, con un pálido verde balear, un azul de horizonte, carencia de límites, sueño de lo soñado, risas, llanto y saber morir un poco cada día.

Mar: Líbido infrecuente, que lo dispensan los estados de ánimo, verdad, mentira, amor, desamor y lo peor: indiferencia. Agradable brisa mestral, el llanto en el lacrimal próximo a salir, afluentes de ríos, cascadas, todo se confunde en el sentimiento, en este sentir matinal con espuma, con olores a ti, a ese perfume de mi almohada ya casi imperceptible, ya casi en mi memoria, casi inolora en la tela blanca de la pasión.

Música: Vienes como en acordes dispersos que no completan armonía alguna, todo te trae a mi silla vacía, a mis espectros vacilantes, a la historia de mi vida, a mi vida en su historia, en aquella realidad que ahora duda de haber sido existencia.

Piel: Recubre el cuerpo de mis andanzas, perfuma las cavidades de mi sentir de aquella acaudalada presencia, de tu más implacable imprescencia que conjuga lo paria de una vida sin costumbres, sin esos lugares convertidos en comunes.

Gaviota: Tierra, mar y sol, dulce estado de soñolencia, estado de ebriedad, que acaba por convertirse en un coma profundo de amor, cercano a otros vicios, a esa luz de la mañana que te lleva y te trae sin que se atisbe el atanor de una alquimia que me sorprende en tu recuerdo.




sábado, 1 de marzo de 2008

Retrato Autobiográfico



Cuando me preguntan:
- De donde eres?
Nombro el lugar donde resido, en este caso actualmente soy de Menorca, cosa que sin duda puede cambiar (cambiará) posiblemente. Quizá porque en realidad no soy de ninguna parte o quizá por que entiendo pertenecer realmente al lugar mismo donde tengo una vida en ese momento, una de mis vidas.

Claro que no puedo soslayar mi pertenenecia de alguna manera a mis orígenes, como todos, tengo raíces y mi estilo está sobradamente influido de aquello que fui en mi infancia y juventud.

Nací en Buenos Aires. América es hetereogenea aunque se la pinte toda igual desde este lado de occidente. Todos los países del continente americano se destacan por su colorido, por su movimiento corporal, por una especie de locura festiva, por aquella mujer representada por una canasta florida sobre su cabeza. No es el caso de Argentina, en el Río de la Plata, se pierde el color, se es más gris, con menos colorido. Lo propio del lugar es la obsesión, hay una creencia que los problemas se arreglan en el bar de la esquina. La literatura es una literatura psicologista, hay como dije una obsesión, y quizá el intelecto supere a la acción misma.

La sociedad de mis orígenes brinda una motivación central para la escritura: La melancolía. En ciertas sociedades es algo implícito, es una tristeza llena de vitalidad y energía, algo vivo. A través de la melancolía se logra poseer y trasvasar esa realidad representada, todo eso se convierte en arte, el arte de la escritura, de la comunicación.

No puedo negar mi correspondencia con Roberto Arlt, con Cortazar, Borges, Marechal y hasta con el mismo Horacio Quiroga, casi un ermitaño que vivía en mitad de una selva y que fue el precursor del cuento en argentina con sus: “Cuentos de la selva.”


Hijo de un empresario industrial, profesión esta que a su vez había sido heredada de su padre, un inmigrante italiano del 1900, me movía en un país que crecía voluminosamente a un ritmo diferenciado respecto a otras sociedades, aún las más lejanas, las de otros continentes. Claro que en Argentina todo es y no es, hoy es la euforia y mañana la depresión, quizá esto sea una parte de esa melancolía, de ese tango, de esa inmigración que iba a América para “hacer la América” y volver, pero luego de fabricar una vida, ya no podía, no se podía volver. Así lo pintó en muchas de sus letras Enrique Santos Discépolo (Discepolín). Y quizá, con un sentido filosófico, estas apariencias discontínuas tengan que ver con algo significante literariamente. En Argentina casi no existen novelistas, es el cuento el verdadero artífice, el género más acabado, los cuentistas son los más destacados, los novelistas poco abundan o se los desconocen, allí tenemos a Juan Filloy, un caso testigo, con once novelas publicadas y para muchos, un desconocido.
Existe una paradoja, la constancia en la historia de la vida de la sociedad argentina, es la inconstancia, si observamos esa falta de continuidad en todo el estamento, político, religioso, social, podemos ver por ejemplo, la cantidad de golpes militares en la corta historia del país, casi ningún presidente terminaba su mandato legal.

Cuando me refiero a lo literario en comparación con lo expuesto y hago precisión en un factor intrínseco del ser argentino, comparo la falta de continuidad asimilada a la novela. El cuento sería, lo es supongo, más apropiado, es una estructura cerrada que comienza y termina, luego podemos comenzar con otro, distinto, otra cosa nueva, otra locura, otro golpe de estado a nuestros pensamientos.

El año de mi nacimiento (1951) se había iniciado el declive de un gobierno (el peronista) que hizo mucho por el crecimiento social. Gobernó por momentos en forma equilibrada y brillante, pero como contraste y para no ser menos argentino de lo que simbolizaba serlo, fue un ejemplo de todo lo contrario, gobernó mal, se excedió en muchas cosas y vio enemigos donde no los había, solo había personas de distintos pensamientos a los instalados. Hoy es común la convivencia, en otros tiempos, en los míos, no lo era.

Mis estudios comenzaron en un colegio inglés, allí hice la primaria, en una escuela medio pupilo. Intenté comenzar mis estudios secundarios (influenciado por mi amigo Maurice) en un instituto industrial especializado en química, pero duró poco la influencia, la realidad fue contundente y luego de algunos desaciertos pasé a un bachillerato menos complicado, menos empírico, más humanista. Todo terminó con el intento de ingresar a la universidad para estudiar derecho. Hice el curso de ingreso en la UCA (Universidad Católica Argentina) me examiné, terminando como uno de los puntajes más altos: 8,75/10, nunca más pisé una universidad, solo llegué hasta el ingreso, mi primer escalón fue eso, el primero y el último.

Trabajé como empleado vendiendo libros, zapatos y otros menesteres, algunos necesarios, otros no tanto. Años más tarde me desempeñé en una asociación mutual privada que tenía que ver con la salud, hasta que comencé a hacerlo en la industria de mi padre por largo tiempo. Luego intenté desarrollar otra actividad aledaña a la industrial, pero por razones obvias de cambios en los manejos políticos, ser industrial comenzó a ser como la revolución: “Un sueño eterno”. Decidí que mi lugar no era más Buenos Aires, que me agobiaban los ruidos y la gente y me fui acercando al océano atlántico. Mi profesión era para ese entonces, asesor inmobiliario, abracé esto con pasión, me matriculé, asistí a cursos, congresos, jornadas especializadas mientras hacía lo mismo en mis ratos de ocio con la literatura, concurría a talleres literarios, investigaba, escribía, leía como un loco. En Mar Del Plata, era director de una agencia inmobiliaria, lo fui por mucho tiempo, hasta que llegaron épocas de cambio. Los cambios también removían lo sentimental. Soy divorciado de un matrimonio fallido de corta duración, me había casado jóven con una madrileña en Buenos Aires, tuvo poca importancia en mi vida pero sirvió para darme la titulación:”divorciado”. Luego ya en otro tiempo conocí a la madre de mis dos hermosas hijas de la que estoy actualmente separado.


Cuando todo comenzó a dejar de ser lo que era, vamos, a producirse otro cambio en el país, el contraste me llevó a pensar en unas palabras de mi padre que me había invitado en un momento especial (de cambio por supuesto) a morir (vivir) en Europa, invitación a la que hube declinado con una vital convicción. Convicción que cambió radicalmente (para no ser menos con mi identidad) y que me llevó directamente a una agencia de viajes, invirtiendo la polaridad con mis abuelos (paternos y maternos) yo venía a: “Hacer la Europa”.
En esos momentos recordé que mis abuelos maternos eran gallegos, gallegos de Galicia (vale decirlo porque en Argentina se dice que todos los españoles son gallegos, cuando obviamente es lo inverso)
Me instalé en una isla de difícil integración, donde resido actualmente, en otro mar, bello mar Mediterráneo, en otro mundo más pasivo, donde los Aires a veces no son tan Buenos por culpa de la Tramontana.

Aquí estoy frente a una cala, en un lugar llamado Binibeca, donde resalta el verde azulado del mar y las casas uniformemente blancas. Aquí esperando por otra vida, por el cambio.