martes, 5 de febrero de 2013
LA PROPUESTA
El catarro me estaba poseyendo, el resfrío, lejos de desaparecer comenzaba a profundizarse y planear sus vacaciones entre tissues que iban entrando en el cesto a poco de haber sido abiertos.
El desgano que procede a una enfermedad no deja, a pesar de todo, que se interrumpa mi estilo personal en inquietarme por descubrir cosas que, más allá de lo novedoso, me ayudan a una posible historia. Pensaba en Laura, no sé si es porque dispongo de tiempo o porque me estoy acostumbrando a su forma, a su respuesta, al juego que jugamos desde el primer día.
Lo cierto que entre esos enrevesados pensamientos, entre idas y venidas hacia la cocina, vigilando mi caldo de pollo, me entretenía leyendo por internet, más bien esquivando las noticias características que nos invaden día a día, La bolsa, Cristiano, los goles de Messi, la crisis......esperaba algo mejor, claro todo estaba allí pero mi ojo experto ignoraba aquello que parece lluvia sobre lata y que ya no nos deja ni siquiera perplejos, lo malo se ha instalado para ser costumbre, pero yo, animal irreverente instalado en el desagrado, en descontento, insisto en que debemos buscar lo mejor, lo diferente.
En eso estaba yo cuando leí algo que esta vez sí llamó mi atención, entre tanta noticia repetida, había algo en letra pequeña que asomaba como ese sol radiante en el comienzo de las mañanas, algo de esperanza aunque luego se nuble. El texto decía : "Estrategias para una propuesta"
"Estar juntos no significa estar de acuerdo en todo, aun sin parecerlo, siempre estamos negociando para conseguir lo que queremos, lo que nos atrae. Si uno necesita decirle algo a ella o a él, debe hacerlo con la mayor naturalidad posible. Claro que siempre hay, por personalidad, quien prevalezca más que el otro, alguien con más labia o fuerza que trata de imponerse. Lo normal en cualquier caso es ceder en ciertas ocasiones (que no en todas) igualmente, sea como sea, hay cosas a las que uno no debe renunciar tan fácilmente, pero son cosas que están, que viven en nuestros tuétanos, de lo que estamos hechos, el porque somos así, que nos hace serlo. Quererse uno mismo y valorar nuestras capacidades es un seguro de vida en cualquier relación, es el aporte que podemos dar desde el otro lado. Valorarse y estar a gusto con nosotros, con nuestro físico es muy importante a la hora de la seducción, así que lo primero es creérselo, creer que somos magníficos ya que eso más tarde o más temprano se traslada.
Elegir el momento, antes de cualquier solicitud, debemos tomar en cuenta el ambiente que sea el adecuado, no podemos abordarle de buenas a primeras, sin una antesala, ni interrumpirla para mostrar que lo que decimos es más importante que lo que dice ella. Debe haber una cierta relajación (aunque si fuera la primera vez que lo propones, se torna difícil) no debe haber estrés ni cosas por hacer, de esta manera se está más receptivo a escucharse. Debemos intentar que el lugar no sea común, digamos que aunque sea común a los mortales, no lo sea para las dos personas intervinientes. La conversación quizá no verse sobre hechos importantes pero en medio de ella y en forma natural (camuflado) como si uno estuviera hablando del tiempo, se hace presente la propuesta.
Con tacto y sin miedo, así se proyecta una buena estrategia. Las mujeres generalmente suelen poner en juego sus armas de seducción cuando quieren algo y casi siempre tiran de sus encantos y eso manifiesta su sexualidad. Pero la palabra es una de las formas de seducción más poderosa, claro que es importante lo que se dice, pero de igual calibre es la importancia del como se lo dice, la posibilidad de una respuesta negativa, puede producir un vacilamiento y eso modificaría seguramente el sentido de lo que pretendemos. Debemos tener en claro lo que queremos, y que no lo queremos por un bien individual, sino que el bien beneficiará a ambos, "los dos nos veremos beneficiados". "La forma es importante, impregnada de palabras dulces y un tono suave, evitando toda brusquedad y sin ser demasiado directo, después de todo eso dará el nivel de comprendimiento y receptividad que el otro tiene en ese mundo mágico en el que perviven mientras están juntos. El enfoque debe ser plural, no hay que pedir por uno, ya que como se dijo, el beneficio es para dos, no se debe mirar únicamente desde una perspectiva y que el otro vea únicamente una necesidad momentánea, si uno piensa en una modificación, en algo nuevo, positivo, que este cambio se manifieste por sí mismo en un bien para los dos. Llegados a esta circunstancia, dejar entrever al otro como se beneficiará al ceder a la petición".
Al leer esto me pareció comprender que yo también debía tener una estrategia, me sentí igual de enfermo, pero con ideas renovadas, bueno, la verdad es que el caldo también hizo lo suyo.
Volví a mi pensamiento inicial: Laura, cavilé en la mejor forma de decírselo, buscar el momento y lugar adecuado, casi copiando el artículo, iría yo a por todas, subrepticiamente claro. Antes debía pensar que lo primero debería suceder es una mejoría, este catarro quizá no me deje ser del todo locuaz, necesito que se me entienda, que interprete la proposición. He pensado mucho en ello ya desde antes del caldo y no veo errores en mi estrategia, se lo diré el sábado, si el sábado es un buen día y será de noche con lo que un poco de penumbra ayudará, por eso del ambiente. A pesar de todo debo confesar que no sería la primera vez que lo hacemos, por lo tanto quizá la propuesta adolezca del factor sorpresa, pero si la primera vez fue bien, no tiene porque no serlo esta segunda. Bueno, me armaré de valor, esperaré el momento oportuno y el sábado mismo le digo a Laura si quiere cenar conmigo.
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