Soledad
Todo comienza con la hoja en blanco, una catástofre se nos avecina, como llenar de tintados pensamientos tanta vacuedad, tanta blancura.
Hay si paradojalmente una compañía: La soledad. Implícita y necesaria a la hora de crear.
Flaubert decía que no hay recuerdos que pueblen nuestra soledad, la hacen más profunda aún. Kafka interpretaba la soledad no como un estar aislado, sino como estar muerto, muerto en la necesidad de estar muerto.
El hecho de buscar la propia voz, el tormento de conectar con las profundidades de uno mismo, la agonía de establecer ese contacto hasta que uno lo logra, es algo que nos cuesta las horas, luego ya no se sabe que pasa en el mundo, en que día estamos, todo se vuelve conscientemente inconsciente.
A la hora de escribir, en innumerables oportunidades he pensado en la obsesión (la he sentido) en la carga que supone el silencio y el olvido, no me dejo distraer, son solo mis personajes que pueden conmigo, me atan a sus pensamientos y me llevan por su vida, como si yo ya no tuviera una.
Me siento embargado por ese romanticismo inundado de ansiedad, tristeza, nostalgia.
Melancolía
La sociedad a la que pertenezco brinda una motivación central para la escritura. La melancolía. En ciertas sociedades es algo implícito, es una tristeza llena de vitalidad y energía, algo vivo. A través de la melancolía se logra poseer y trasvasar esa realidad representada, todo eso se convierte en arte, el arte de la escritura, de la comunicación.
Tenemos una sola vida, pero en esa vida hay muchas vidas, muchas sin sentido. La melancolía quizá en forma generalizada pueda que sea, esa falta de sentido de esas vidas, o la conclusión en la muerte, nos debemos explicar a nosotros mismos que en algún momento moriremos, nacer para morir, cual es el sentido de esto?
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