Entré en el cuartito del fondo y encontré unos tornillos en la cajita de los recuerdos. Superé la primer instancia que me reservaba esa falta de memoria que a veces despista.
Luego de un rato con ellos en la mano, me di cuenta que el óxido me indicaba esa cronología que el tiempo había dado a mis grisaceos cabellos.
Recordé entonces aquel arcón en la esquina de mi juventud, en aqella convexa unión que angulaban los días de mis años noveles.
El mecano: un juego latoso que con disimles componentes nos dejaba crear distintas formas. Uniones, tornillos, tuercas, todo para el ensamble, todo para la creación.
Cerré la mano con los tornillos dentro, lo mismo hice con mis ojos y me vi armando una figura con el mecano. Cuando los abrí, entendí que había creado una vida, igual que cuando niño, ensamblando, atornillando instantes, dándome esa licencia de poder vivir el sueño de ser feliz.
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