LA VIDA EN SUEÑO

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BLOG DEDICADO A LOS QUE VEN LA VIDA COMO UN SUEÑO

viernes, 7 de marzo de 2008

Seres Inanimados



Los lemures son almas de los muertos malvados erraban por el mundo infundiendo el horror, se ahuyentaban por el humo proveniente de la quema de hadas en las tumbas, o bien por tambores o palabras mágicas.

Recuerdo que mi tío fue un lemur, tenía la constancia de infundir el horror, las personas se alejaban ni bien aparecía. Pero su conversión no fue en vida claro, se fue haciendo en forma paulatina. En un principio fue casi bueno, aunque nunca llego a concluir el protocolo, recordemos que para ser bueno hay que haber nacido en Asturias o bien cursar las equivalencias o mudarse al principado. Luego de un tiempo que el certificado del ayuntamiento ratifique, creo que al menos tres años que uno vive allí, se puede obtener el carne, mientras tanto, se está mas cerca a lo contrario.

Al morir y convertirse en un muerto malvado, -Esteban – así se llamaba- aun se llama porque aparece tras alguna invocación, se convirtió en un alma de muerto malvado, todo un lemur. Errante por el mundo, infundía el horror, ese era su trabajo hasta que sin saberlo, le llegó el humo.

Nacido en Maldadvia, en un principio colaboraba con la obra social de la cruz verde, allí, en su mejor momento bondadoso, se dedicaba a cuidar personas sanas, quizá en la espera de una desmejoría con motivo de estar al acecho para luego de la conversión poder horrorizarlas, una especie de marketing para el más allá.

Realizó otros trabajos, pero estos ya no eran tan complacientes. En un tiempo se dedicó a la costura de calcetines en forma mayorista, pero con la importación llegada de Calcetinescopla a bajo coste, fue imposible seguir con semejante artesanía. Dio un giro a su vida y se dedicó al estudio y proliferación de almas inestables.

El día de su muerte, 14 de febrero de 1998, Esteban se convirtió en un lemur, y fue acechando con malvadas intenciones a todo aquel que manifestaba buenas intenciones, se salvaron de esta inequidad: los políticos, militares, servidores del orden, jueces, abogados y otros de menor cuantía. Al parecer costó encontrar víctimas.

Pero un día se posó sobre su tumba un hada, esta fue quemada y mi tío dejó de ser un lemur. Ahora, siendo un alma vital, tampoco es nada, pero ya no pertenece a aquellos seres inanimados a los que pertenecen los lemures.

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